UN PEDAZO DE CIELO, ATORNILLADO EN LA TIERRA.
La caja azul en el Iztaccíhuatl. En el volcán Iztaccíhuatl es posible encontrar por doquier numerosos testimonios de gratitud a la vida, amor a la montaña y hermandad, ya sea en forma de cruces, placas, nichos, incluso urnas con cenizas de personas que quisieron descansar eternamente en el volcán. Y quizá el testimonio más significativo lleno del amor más puro y la esperanza por una cumbre más alta; es la cajita azul, que tristemente su razón de ser poco a poco va quedando en el olvido, se encuentra en collado conocido como Segundo Portillo o Portillo de la Guglia, ubicado a 4350 msnm, sobre la ruta más tradicional de las últimas décadas. Esta caja era una era un justo homenaje, del amor de un padre a su hija. Contenía la copia de un libro de poesía, escrito por una niña llamada Stacey, un block para apuntes y bolígrafos, con la intención de que alpinistas de todo el mundo escribieran un mensaje a la joven poetisa o algún pensamiento inspirado en sus obras li