SAN VICENTE
CHIMALHUACAN.
San Vicente Chimalhuacán Chalco es un poblado
ubicado a 1 km. al sur de la cabecera municipal de Ozumba, ahí se levanta un
edificio que funcionó como convento, construido en 1528 (uno de los más
antiguos de la Nueva España y el primero en la región, incluso antes
que el convento de Amecameca) por los
frailes dominicos que lo consagraron a San Vicente Ferrer.
Tiene un claustro pequeño de dos pisos con
tres arcos por lado sostenidos por columnas cilíndricas de piedra, en la parte
baja se aprecian restos de pinturas al fresco, su portada es de estilo
plateresco; dentro del templo están 6 bellos retablos, cuatro de ellos son de
estilo plateresco y dos son barrocos, aunque con elementos mudéjares y del arte
tequitqui.
El bautisterio conserva una pila bautismal monolítica
que tiene la fecha de 1542 (la más antigua que se conserva en el continente
americano), en ella fue bautizada la niña Juana Inés de Asbaje y Ramírez,
que más tarde sería reconocida por su obra literaria en la Nueva España, como
Sor Juana Inés de la Cruz al recibir el hábito de monja jerónima. Sor Juana recibió el sacramento bautismal en dicha
porque era la parroquia que correspondía a Nepantla. Según el acta, el bautismo
tuvo lugar el 2 de diciembre de 1648, o sea, cuando la bebé tenía veinte días
de nacida, aunque el letrero de mosaicos en aquella iglesia apunta el año de
1651.
Chimalhuacán del náhuatl Chimal-hua-can: Chimalli; escudo, hua; que
denota posesión o poseedor y can; lugar. "Lugar de los que tienen escudos
de guerra", "Donde están los poseedores de escudos". (Chimal es
un escudo de mimbre o de cañas, forrado de cuero y pintado o adornado con
plumas vistosas, que se empleaba como arma defensiva. -Fray Alonso de Molina-)
Es muy factible que en la época prehispánica
en este sitio se manufacturaran y poseyeran escudos guerreros.
A todos los pueblos conquistados se les
agregó el nombre de un santo patrono, a este lugar se le antepuso el nombre de
San Vicente, por San Vicente Ferrer venerado por los frailes dominicos. El
Estado de México de hoy, se enorgullece por el hecho de que en el municipio de
Ozumba exista la delegación de San Vicente Chimalhuacán, considerada patrimonio
cultural de la humanidad.
Pocas son las referencias históricas que se tienen sobre los
poblados que conforman el municipio de Ozumba, por lo que es difícil precisar
el origen de cada uno. El poblado más célebre es Chimalhuacán-Chalco pues fue
sede de una de las 4 cabeceras en las que se dividía el señorío Chalca, y que por tal motivo
tenía bajo su jurisdicción a pueblos circundantes de menor categoría, en su
territorio se han encontrado piezas prehispánicas como figurillas de piedra y
cerámica, algunas de las cuales se encuentran resguardas en el convento
dominico de San Vicente Ferrer habilitado como museo.
Altepetl de
Chimalhuacan Chalco
La migración xochimilca terminó en la parte
Sur del valle donde el pueblo de chinampas de Xochimilco se convirtió en la
capital de un extenso territorio. Se dice que en una época este territorio fue
más grande que el de los chalca y la mitad del de los Acolhuas o Acolhuaque (eran una
división tribal del centro de México, en las cercanías de Tenochtitlan, a
la región ocupada por ellos se la llamó Acolhuacan y la ciudad principal
fue Tetzcoco) condiciones que ya no regían en 1519. Existen pocos datos
exactos sobre la primera expansión, pero se sabe que los xochimilcas estaban
relacionados genealógica o políticamente con los habitantes de Ocuituco,
Tlayacapa, Totolapa y otros pueblos del moderno Estado de Morelos, así como con
la población de Chimalhuacan, Ecatzingo y Tepetlixpa en la parte Sur de la
región de los chalca. Al Este, aun en el periodo último de las conquistas
mexica, se describía la extensión de la región de los xochimilcas hasta
Tuchimilco (Ocopetlayuca), o hasta un punto justamente al Sur de la cumbre del
Popocatépetl. Culhuacán, Cuitlahuac y Mixquic –eran considerados igualmente
como subordinados o descendientes de los xochimilcas. En el siglo XVI escritores
de Tetela del Volcán y Hueyapan se consideraban descendientes o súbditos de
Xochimilco. No hay duda que los xochimilcas fueron en una época un pueblo
formidable y de mucha influencia. La parte Sur de la provincia de Chalco,
incluyendo Chimalhuacan, Tepetlixpa y Ecatzingo, fue adicionalmente reclamada,
como hemos dicho, por Xochimilco y parece posible por tanto que una zona
importante al Sur de Ozumba hubiera sido ganada por los chalca a los xochimilca
en una época desconocida antes del periodo en que se inician nuestros datos más
detallados. La región chalca se extendió en un tiempo a Coatepec y Chimalhuacan
Atenco al norte y a Mixquic en el Noroeste. Y a fines del siglo XIV, según
Chimalpahin, los chalcas subordinaron a los pueblos matlazinca en el Valle de
Toluca, al oeste.
Chimal, debido a
la impresionante cañada de Nexapa, que aloja a un rio y su exuberante
vegetación, hicieron que alguna vez fuera un paraíso en la tierra, donde el
maestro Rulfo construyó su casa de campo y numerosos clubes hacían sus
excursiones campestres y practicaban el montañismo, destacando a la Legión
Excursionista Aconcagua, fundada en 1941 (que en fechas recientes celebró como
cada año su aniversario en éste poblado, magistralmente presidida por Don
Carlos Orozco Mares), hoy seriamente contaminado, porque las estúpidas autoridades decidieron
que el drenaje de algunas comunidades de los alrededores vaciaran sus drenaje
en el rio de la cañada de Nexapa.
Juan
Rulfo y el su amigo el cineasta Rubén Gámez se enamoraron de la región y Chimal
y volvieron muchas veces. En 1969 compraron un terreno en Chímal, a
cuatro cuadras del monasterio de San Vicente y a tres de una frondosa huerta. Por
mutuo acuerdo, decidieron construirse unas casitas de descanso. Sin embargo,
Gámez renuncióa su parte y vendió a Rulfo.
Durante varios años -cuenta Juan
Francisco Rulfo Aparicio, primer hijo varón del maestro- "íbamos cada fin
de semana religiosamente, y cuando no íbamos nos sentíamos mal, sobre todo por
los chuchos (perros). Llegábamos los sábados y mi papá enseguida
sacaba el carbón, colocaba la parrilla y echaba la carne. Ahí nos quedábamos
hasta que se metía el sol y regresábamos a México". La única noche que se
animaron a dormir a cielo abierto, al calor de la fogata, se murieron de frío.
En 1972, con las regalías de su obra
literaria, Rulfo contrató al arquitecto Víctor Jiménez, y en una esquina del
perímetro que da al camino real que va a la villa de Atlautla, se hizo una casa
de cuatro recámaras sobre una plataforma de cemento diseñada originalmente por
Gámez.
Cada
miembro de la familia -doña Clara Aparicio, la amorosa compañera de todos, y
sus cuatro hijos: Claudia, la pediatra; Juan Francisco, el ingeniero en
sistemas; Juan Pablo, el artista plástico, y Juan Carlos, el cineasta- escogió
su pedacito de tierra para sembrar las semillas y los injertos de su
preferencia, mientras el autor de El llano en llamas plantaba
árboles de aguacate, pera, limón, almendra, durazno y piñones, y organizaba un
gallinero que en su mejor momento albergó más de 300 hembras rhode
island y no pocos guajolotes.
"A mi papá le gustaba regresar a
México con los productos de su granja y se iba con sus canastas a venderle
huevos frescos a Albita y Vicente Rojo y a José Luis Cuevas", recuerda
Juan Francisco. "Dejamos de criar gallinas porque se morían mucho, sobre
todo por el estrés. Cada vez que tocaba vacunarlas, amanecían muertas tres o
cuatro. Luego no sé qué pasó, pero aunque no dejaban de poner, ya no se echaban
a tapar los huevos, y entonces mi papá se los metía de contrabando a las
guajolotas. Había una en especial que se aficionó tanto a esta actividad de
madre adoptiva que una vez la encontramos calentando un aguacate y una
pera."
Hoy,
la huerta de Juan Rulfo en Chímal es desde luego su obra menos
conocida, más no por ello la menos hermosa, pues constituye un jardín botánico
bien representativo de la región. Sin embargo, en un futuro no muy lejano
podría ser destruida. Debido a que está proyectado construir una ruta de
evacuación para Atlautla, ante una posible erupción del Popocatépetl, y dicha
ruta de evacuación estará orientada hacia la carretera México-Cuautla, que
parte de Xochimilco y que en alguna parte de la construcción pasará por lo que
fue el “Último refugio” del escritor.
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